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Definición de
Alteridad
Palabra: Alteridad
Otra definición de Alteridad:
Definición: CaracterÃstica contraria a identidad, como caracterÃstica general de las cosas -que son múltiples y diversas entre sÃ-, Platón, que la llama lo otro, le da el rango de ser una de las propiedades generales (o clases generales) de las ideas, o formas, junto con el movimiento, la quietud, la existencia (o el ser) y la igualdad, y es lo que hace que cada cosa sea otra respecto de las demás (ver cita), que no puede existir en un sentido absoluto, sino sólo relacional: el no ser existe sólo en cuanto una cosa no es la otra; en la multiplicidad de lo que es.
Para Aristóteles la alteridad es la diferencia. La lógica del género y la diferencia le basta para poder precisar con sentido lo que algo es o no es.
La filosofÃa de Hegel da a la alteridad, con el nombre de lo otro, un lugar destacado, y hasta necesario, en la constitución del sentido (y de la realidad) de las cosas. Todo es lo que es, pero la comprensión de lo que algo es depende de comprender lo que no es, porque nada es simplemente; todo se relaciona -dialécticamente- con todo.
Lo finito no es sólo un lÃmite cuantitativo; es la negación de todas las otras cosas que puede ser: no ser (cualitativamente) estas otras cosas es su sentido (ver texto ). Entre las cosas que para ser plenamente necesitan del otro está en particular el yo.
La filosofÃa contemporánea, en autores sobre todo como Husserl, Sartre, Merleau-Ponty y Levinas, ha desarrollado el concepto de alteridad como la presencia necesaria del otro, no sólo para la existencia y constitución del propio yo, sino sobre todo para la constitución de la intersubjetividad.
Georg W. F. Hegel: en todo hay «lo otro»
Lo que está en el fondo de toda determinabilidad es la negación (omnis determinatio est negatio, como dice Spinoza). [...] Y esta negación es lo que llamamos lÃmite.
Alguna cosa es lo que es en su lÃmite y por su lÃmite. No se debe considerar el lÃmite como puramente exterior a la existencia, sino más bien como envolviendo la existencia entera. Cuando se confunde el lÃmite cuantitativo con el cualitativo, se considera el lÃmite como una determinación exterior a la existencia.
Aquà sólo se trata del lÃmite cualitativo. Cuando se considera la extensión, las tres yugadas, por ejemplo, de una tierra se tiene el lÃmite cuantitativo. Pero esta tierra es un prado, no es un monte, y éste es su lÃmite cualitativo.
-El hombre, si quiere ser realmente, debe existir y limitarse hasta el fin. Aquel que se disgusta demasiado ante lo finito no alcanza realidad alguna, se agita en el mundo de las abstracciones y se consume dentro de sà mismo.
Si consideramos ahora lo que tenemos en el lÃmite, hallaremos que encierra en sà mismo una contradicción y que se produce asà como un momento dialéctico. El lÃmite, en efecto, constituye, de una parte, la realidad de la existencia, y, de otra, es su negación.
Pero en cuanto negación de alguna cosa no es el no-ser abstracto en general, sino un no-ser que es, o lo que llamamos lo otro. En la alguna cosa nos es dado también lo otro y sabemos que tenemos, no solamente la alguna cosa, sino lo otro también. [...]